Una de las funciones que se presentan dentro de los nuevos escenarios, es derivar a redes sociales, uno de los elementos que mayores cambios trajo en la labor periodística.
La redes sociales, son un nuevo espacio para desarrollar el periodismo y que va a cumplir con los requerimientos que los usuarios buscan, tales como inmediatez, precisión en la cantidad de información debido a la disponibilidad acotada de caracteres y la complementación de diferentes formatos a la hora de publicar. Aquí, el rol del periodista se ve obligado a incorporar múltiples estrategias para atraer al lector, ya que ante la gran oferta de información, no basta con los simples títulos exclamando “importante”, “atención”, “último momento”, “exclusivo”, como bien se utilizaba en los medios tradicionales, sino que se debe hacer uso de una creatividad en la producción y una adaptación a los formatos y requerimientos de cada red, intentando producir contenidos acordes y diferentes en cada una de ellas, que lleven al usuario a visualizar y consumir los diferentes espacios. Además, se va a tener que enfrentar a una gran competencia de producciones.
Gracias a estos escenarios, el periodista puede saber la llegada de sus publicaciones, cuantas personas vieron, leyeron o escucharon sus productos o bien de alguna forma medir su interés por las reacciones de los mismos, donde por ejemplo en Facebook marcan “me gusta”, “me encanta”, “me enoja”, en Twitter medias en Retweet o Instagram mediante el like.
Sin embargo, surgen nuevos roles que se van a poner en competencia con la profesión periodística debido a la facilidad que Internet y las redes brindan para publicar contenidos. Aquí surgen los denominados PROSUMIDORES, es decir, productores y consumidores, donde los mismo usuarios pueden perfectamente ser los difusores y creadores de contenidos llegando así a muchas personas. Como bien mencionamos, estos nuevos roles puede traer inconvenientes como lo son las noticias falsas.
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